vía MEMENTO MORI, 105 m, oblig. 6b+/A2. Sector carretera, Montanejos

Nueva apertura en el sector carretera, Montanejos.
Comienza a la derecha de la vía Alta Tensión

Aperturistas:
  • Álvaro Vernich
  • Víctor Basterra
  • Carlos Pineda
Material:
  • Camalot 05 al 3, Opcional el 4.
  • Tótem negro, verde y rojo
  • Semáforo de aliens incluido el gris
  • Juego de empotradores

Vía “Respice post te, hominem te esse memento. Memento Mori.”

“Mira tras de ti, recuerda que eres un hombre. Recuerda que eres mortal.”
Memento  mori   es  una  frase  latina  que  tiene  su  origen  en  la Antigua  Roma.  Cuando  un  general desfilaba  victorioso  por  las  calles  de  Roma,  tras  él,  un  siervo  se  encargaba  de  recordarle  las limitaciones  de  la  naturaleza  humana  con  el  fin  de  impedir  que  incurriese  en  la  soberbia  y pretendiese, a modo de un dios omnipotente, usar su poder ignorando las limitaciones impuestas por la ley y la costumbre.
Desde hace mucho tiempo tenía pensado esta gran frase para una buena vía, pero ya se sabe que  en ocasiones una vía impone su nombre.
 
Por fin he podido abrir una vía digna de tal nombre, dándole un significado extrapolado al mundo de la escalada y que por nuestro propio ego muchas veces ignoramos. A modo de nota personal: Memento  mori,  recuerda  que  eres  mortal,  recuerda  que  eres  uno  más  con  el  mismo  destino  que todos. Controla tu ego, tus objetivos no son más ambiciosos que los de los demás.

 

Aprovechando  un  descanso  de  dos  semanas  en  el  entrenamiento,  decidí  que  era  el  momento de emprender otra apertura. Una vez más, conté con Víctor quien no quería perder la oportunidad de dejar su legado a futuras hordas de escaladores. Así pues nos dirigimos a las Fisuras de la Carretera, en Montanejos. Pretendía abrir una vía a la derecha de la que abrí con Rafa en 2018, 
“Tercero a Bordo” pero por la calidad de la roca terminamos abriendo unos metros más hacia allá. 
Justo a la derecha de la vía “Alta Tensión”.
 
Mirando hacia arriba y como posible segundo largo, se adivinaba una fisura que seguía hasta un desplomen con chorreras, terminando en la cumbre. De ser así un primer largo podría abrirse entre Alta Tensión y una vía deportiva.
 
En  un  primer  intento  entramos  por  Alta  Tensión  y  abrimos  el  segundo  largo,  confirmando el recorrido  del  tercero.  Al  descolgarnos  e  investigar  por  donde  abriríamos  el  primero,  nos  dimos cuenta  de  la  cantidad  de  bloques  que  habían  y  que,  por  tanto,  sería  imprudente  abrir  ese  largo teniendo  la  carretera  justo  debajo  por  donde  transitan  coches y  peatones.  Descartada  su  apertura decidimos equiparlo. Ese día limpiamos todos los matojos.
 
Para quien  no  sepa la  diferencia  entre  abrir y  equipar: ésta  radica  en  el  compromiso,  abrir  se hace desde abajo y sin saber lo que te encontrarás; sin embargo equipar no tiene compromiso tan solo hay que descolgarse desde un punto superior para limpiar y colocar los seguros fijos.
 
El segundo día lo dedicamos íntegramente a limpiar, probar y equipar el primer largo. Durante la jornada tiramos bloques del tamaño de ordenadores que en contacto con la carretera estallaban en mil  pedazos  y  salían  como  perdigones  de  una  escopeta.  Menos  mal  que  pudimos  contar  con  la ayuda de Carlos. Siendo tres, dos cortaban la carretera y uno tiraba los bloques, a continuación el de arriba estaba quieto mientras los otros dos retiraban las piedras.
 
Con otros tantos días abrimos medio largo (la mitad del tercero) hasta llegar a un punto en el que decidimos,   por   la   dificultad   de   progresión   acabarlo   desde   arriba.   ¿Por   qué  esta   decisión? Básicamente  cuando  atacas  una  pared  desde  abajo  puedes  quedarte  sin  opciones  de  progresión, dentro de una exposición razonable. Por otro lado se puede colocar expansivo tras expansivo pero hubiesen quedado demasiado cerca uno de otro y eso entorpecería la escalada en libre que perseguíamos con esta apertura.

Tras las valoraciones, seguimos equipando el resto del largo descolgándonos desde arriba. Mirándolo con perspectiva, tomamos la mejor decisión. Una vez nos pusimos a rapelar nos dimos cuenta de la ingente cantidad de piedras del tamaño de pelotas de tenis que estaban en equilibrio en el borde de la cumbre esperando un soplido de aire, el paso de una cabra…. para precipitarse 100m al vacío, en el mejor de los casos, hacia una carretera vacía.

El resultado final ha sido una preciosa vía de 100m con un grado obligado de 6b+/A2 y una dificultad en libre todavía por definir, pero posible. Hay que escalar con prudencia y sin olvidar que debajo tenemos una carretera transitada. Como en muchas otras, existen algunos bloques grandes muy fáciles de esquivar pero muy jugosos de coger. Llamemos a la prudencia, ojo con la carretera.

Que la disfrutéis!

Álvaro Vernich


Fuente: Álvaro Vernich. (2021,DICIEMBRE).

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