EL ÁCIDO LÁCTICO – ANTEBRAZOS PETADOS

El atletismo ha estado luchando contra la construcción del ácido láctico durante varías décadas, pero no existe una solución universal. Es una lástima para nosotros los escaladores, incluso siendo algo menos conocido. Este artículo echa un pequeño vistazo al «síndrome de la petadera», a qué es el ácido láctico y a cómo puedes arreglártelas con él.

En la práctica – ¿Qué es un antebrazo petado y cómo evitarlo?

Existen tres razones posibles por las cuales sientes tus brazos como el plomo e inflados cuan globos. En primer lugar, el ácido láctico se ha depositado en tus brazos lo que hace que tus músculos se hinchen; segundo, los músculos tienen muy poco tiempo para la decontracción, y por último, hay demasiada sangre en tus brazos. Más abajo se muestran tres métodos para prevenir que te petes.

La técnica de agitar las manos

Basado en la teoría superior, los antebrazos petados son el resultado de un tiempo de contacto largo y constante con las presas. Una forma de evitar esto es utilizando una técnica de agarre en la que se agiten las manos. Esto ayuda a liberar la contracción muscular de tal manera que hace posible el abastecimiento de sangre, incluso durante un par de pequeños lapsos de tiempo. Esto implica que todo tu peso corporal ha de ser soportado por una de las manos durante este periodo. La circulación en los dos antebrazos es escasa cuando ambas manos son utilizadas para colgarse. Recuerda que el aporte sanguíneo está completamente cerrado cuando el músculo está al 50% de su carga máxima. Lo más probable es que ya estés utilizando esta técnica ya que todos los escaladores buenos lo hacen, pero tenlo en mente y desarrolla tu propia técnica para hacerlo de manera más eficiente.

Las manos en alto y apretadas

A menudo la sensación más fuerte de antebrazos petados ocurre inmediatamente después de que has terminado de escalar. Para evitar que la sangre sea llevada hacia tus antebrazos y te pete, mantén tus brazos por encima de la cabeza y apóyalos contra la pared estirándolos inmediatamente después de haber escalado. Haciendo esto, harás más difícil que tus antebrazos se inunden de sangre arterial e incrementas la posibilidad de que la sangre circule en las venas. El tiempo que debes tener tus manos por encima de la cabeza es elección individual y depende de cuan petado estés. Otra forma de ayudar la circulación sanguínea consiste en apretar tus manos para que así se incremente el flujo de la sangre en las venas.

Correr – Dilución y purificación del ácido láctico

Una vez que tienes ácido láctico en tus antebrazos necesitas acelerar la recuperación para quitarlo de ahí. Una manera de conseguirlo es incrementando el suministro de sangre mediante la suave activación de otros músculos de tu cuerpo. Esto diseminará el ácido láctico por los músculos de tu cuerpo y se diluirá la alta concentración de ácido en tus antebrazos. La otra razón para incrementar la circulación sanguínea es porque tu hígado es una planta de purificación que convierte los productos de desecho, los lactatos, en energía reutilizable. Un flujo sanguíneo más rápido a través del hígado hace que el nivel de ácido láctico disminuya más rápidamente. En general, la mayoría del ácido láctico en tus antebrazos se diluye en el plazo de dos horas, pero algunas de las medidas mostradas anteriormente pueden rebajar este tiempo a la mitad.

Teoría – ¿Qué es el ácido láctico y cómo se produce?

En resumen, la sangre oxigenada que corre por tus músculos puede ser insuficiente y el ácido láctico es producido. El ácido láctico es un producto de un proceso muscular sin oxigeno que se llama metabolismo anaeróbico (an- quiere decir «sin» y aer- significa «aire»). Cuando hay un aporte constante de sangre oxigenada en tus músculos, se dice que es un proceso aeróbico y de este modo, no te puedes llegar a petar.

Una razón por la cual el oxigeno en sangre es insuficiente es que cuando el músculo se contrae estruja los capilares contra él hasta cerrarlos. Este es un problema en tanto en cuanto estos capilares suministran sangre rica en oxigeno a los músculos. Se piensa que si cargas tus músculos en un 50% de su fuerza máxima, los capilares estarán completamente cerrados. Una carga más suave hace posible abrirlos gradualmente y que continúe el aporte sanguíneo. Si la carga es por debajo del 20%, los capilares estarán completamente abiertos en mayor o menor medida.

Otro factor es los intervalos durante los cuales el músculo ha de trabajar. Cuando un músculo está trabajando y se le interrumpe con una contracción de relajación cada dos segundos, la producción de ácido láctico se evitará. Se está suministrando nueva sangre oxigenada al músculo entre estos intervalos de ejercicio. Esto tiene que ver con algo conocido como ATP que los músculos han restituido para ejercicios de cinco segundos de duración. Contracciones de más de cinco segundos o intervalos de contracciones repetidas con un descanso mínimo, suponen que el ácido láctico comience a ser producido puesto que el ATP se produce anaeróbicamente (sin oxigeno).

Las fibras musculares que facilitan la contracción funcionan o bien cargándose o quemándose. No se necesita ningún tipo de energía para la contracción muscular, pero sí que se necesita para el procedimiento de carga durante la relajación. Si no llegara ningún tipo de energía, la contracción continuaría ilimitadamente y el último estadio es conocido como rigor mortis… Un estadio más suave de contracción continua es un calambre. Una vez aquí te encuentras en un circulo vicioso puesto que la contracción corta el riego sanguíneo capilar y la sangre oxigenada no puede ser suministrada al músculo.

Cuando hay demasiada sangre en tus antebrazos supone más un obstáculo que un beneficio y limita el abastecimiento de sangre. La explicación es que las arterias del antebrazo lo están inundando. Las venas correspondientes son incapaces de retirar el extra de sangre ya que las arterias tienen una mayor presión que empuja más sangre continuamente hacia el brazo. Esta situación ocurre después de escalar cuando tus brazos están colgando hacia abajo. La sangre fluye fácilmente petándolos, pero al mismo tiempo le pone difícil el trabajo a las venas para exprimirlos en la otra dirección.

*Los niños tienen una mayor proporción de capilares en comparación con las fibras musculares y una habilidad muy escasa a la hora de un reclutamiento muscular máximo (contracción) lo que supone que su aporte sanguíneo a los músculos es constante.

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